Biografía

Mi contexto se ha nutrido de los procesos de migración derivados del trabajo de mi mamá quien es licenciada en turismo. Desde muy joven he experimentado varios cambios de escuelas y he hecho nuevos amigos que complementaron mi juventud. Aunque mi pueblo natal se ubica en la Alcaldía Iztacalco, barrio mágico y prehispánico de la antigua Tenochtitlán-Ciudad de México, aprendí inglés desde muy chiquito.  Me cultivé de la comunidad y los círculos sociales de las casas culturales locales y del estilo de vida de mis vecinos, le he agarrado cariño a las playas y las sierras de México como también a los grandes lagos y las tormentas de nieve de Canadá.

Fui criado en un núcleo familiar especial, mi mamá es soltera y nunca conocí a mi papá ni tampoco tuve hermanos, soy hijo único. Esto me ha fortalecido en mis valores y en la forma de ver la vida. Sin tener una figura paterna fija, mi madre, mi abuelita y mis tías, todas me han dado buenos ejemplos y una educación satisfactoria dentro de su seno matriarcal. Debo decir también que admiro a mi mamá por darme una vida excelsa a pesar de llevar un ritmo austero, pero no por ello precario.

Mi mamá sacrificó su carrera para sacar adelante nuestras vidas, la pude observar haciendo de todo, entre ello tejer, planchar, coser, y trabajar con cuero en una fábrica canadiense de abrigos de piel, donde inició mi curiosidad por el diseño de prendas, el corte y confección de piezas de arte y diseño. Abrigos peludos, grandes con hombreras, pesados y con un estilo singular.

Mi abuela, que en paz descanse, fue docente en escuelas rurales y siendo soltera sacó adelante a sus seis hijas buscando su estabilidad con todas las oportunidades que tenía al alcance, desde abrir una tiendita de conveniencia hasta venderle joyería de plata a sus amigas. Ella encontró su pasatiempo en los ganchos y estambres, con los que materializó los más suaves y calientitos suéteres que jamás vestí. Me instruyó en el manejo diestro de sus agujas de tejer y cuando llegaba de la escuela después de comer, me sentaba frente a la tele para ayudarle a pasarle sus hilos, telas y agujas para su máquina de coser. Aprendí de la mejor tejedora, costurera y sastre autodidacta.

Esto me llevó a pasar por la carrera de diseño y comunicación visual, donde inicié mi carrera artística como ilustrador, desarrollando mi habilidad para visualizar y reimaginar conceptos e ideas que puedo canalizar a través de los lápices de colores, las acuarelas, el gouache y la tableta gráfica. Además de dominar la cámara fotográfica análoga y digital, pude aprender a revelar rollos de 35mm y editar mis fotos en la computadora.

Mi segunda carrera en diseño industrial me ha ayudado a aterrizar esos conceptos creativos basados en referencias históricas donde la humanidad ha innovado, como el diseño de herramientas y mobiliario, la indumentaria, moda y artesanía. Es por ello que me encuentro realizando planos, estudios de mercado, renders para los prototipos de productos o arte-objeto que tanto me gusta crear.

En la universidad conocí el magnífico trabajo de William Morris, diseñador textil y precursor editorial del siglo XIX de Inglaterra quien criticó el avance tecnológico industrial que priorizaba la producción en masa, degradando la calidad manual y artesanal estética de los productos modernos, al igual que la cubana Clara Porset que en su travesía por México y con los mismos principios que Morris, diseñó el programa curricular de diseño industrial en la Universidad Nacional Autónoma de México, traduciendo, quizás sin conocerse y casi un siglo después la misma idea que Morris planteó, pero en Norteamérica, trabajando con materiales locales y técnicas tradicionales.

Además de estas eminencias industriales, admiro mucho el trabajo de la columnista y editorial de moda francesa Diana Vreeland, quien, al migrar a América, dejó atrás sus materias primas, recursos y referencias europeas para trabajar al otro lado del charco e incentivar la industria de la moda, creciendo al mismo ritmo que Nueva York. Sin haber una industria textil definida, logró abrir un nuevo mercado en América, visionando su conocimiento y área de expertise en un nuevo contexto, redactándolo en tendencias de moda y artículos relacionados a la indumentaria contemporánea y moderna.

Por el momento me ha interesado e inclinado más en inspirarme en las técnicas tradicionales y artesanales de las culturas locales, buscando preservar, conservar, redescubrir y reimaginar las posibilidades artísticas a lo largo de la historia. Principalmente las creaciones mesoamericanas precortesianas, coloniales y virreinales de México.

Actualmente mi producción se dirige al diseño creativo del upcycling o supradiseño para reparar, reciclar y mejorar atavíos, reutilizando telas de segunda mano otros materiales locales, que teñiéndo y zurciéndolos con tejidos de telar de cintura y de ganchillo logran hacer conjuntos reminiscentes a las referencias tradicionales y que complementan las piezas de joyería ideadas para cada conjunto.